martes, 29 de junio de 2010

lunes, 28 de junio de 2010

Mantra para cada día

Hoy es el comienzo de mi nueva vida.
Hoy comienzo de nuevo.
Todas las cosas buenas vienen hacia mí.
Estoy agradecido de estar vivo.
Veo belleza a mí alrededor.
Vivo con pasión y propósito.
Tomo tiempo para jugar y reír diariamente.
Estoy despierto, lleno de energía, vivo.
Estoy enfocado a todo lo bueno de la vida y doy gracias por ello
Estoy en paz con el mundo.
Siento el amor, el gozo, la abundancia.
Soy libre de ser yo mismo.
Soy un magnífico ser humano.
Soy la perfección de la vida.
Estoy agradecido de ser yo.
Hoy es el mejor día de mi vida.


jueves, 24 de junio de 2010

Volverse mas sensible (por Osho)

El hombre también vive en un océano de energía, la misma energía dentro, la misma energía fuera. Has nacido de ella, vives de ella, te disolverás en ella. Y si te la sigues perdiendo, no es porque esté muy lejos, te la estás perdiendo porque está muy cerca. Te la estás perdiendo porque nunca la has perdido. Siempre ha estado ahí. Simplemente, hazte más sensible.

Escucha a los ruiseñores con más atención. Escucha a los árboles, la música que te rodea. Escúchalo todo, míralo todo, tócalo todo con tal intensidad y tanta sensibilidad que cuando mires algo te conviertas en los ojos, cuando oigas algo te conviertas en los oídos, cuando toques algo te conviertas en el tacto. Y no estás estancado en ningún sentido, todos los sentidos se funden en uno. Todos los sentidos se vuelven una única sensibilidad... y de pronto descubres que siempre has estado en Dios, que siempre has estado con Dios.

Para mí, la práctica entera consiste en cómo volverse más y más sensible. Otras religiones te han dicho que te vuelvas insensible, que mates y destruyas tu sensibilidad. Yo te digo que hagas la vida lo más intensa posible, porque, finalmente, Dios no está separado de la vida. Estar vivo a la vida es estar vivo a Dios. Y esa es la única oración; toda las demás oraciones son caseras, hechas por el hombre. La sensibilidad es la única oración dada por Dios.

Estate alerta, consciente. Oye el canto del ruiseñor. Deja que el sol te toque y siente su calidez. Deja que la brisa no sólo pase junto a ti, sino a través de ti, para que vaya limpiando tu corazón. ¡Mira! LOS SAUCES SON VERDES JUNTO A LA ORILLA. ¡AQUÍ NO PUEDE ESCONDERSE NINGÚN TORO! Es imposible que Dios se esconda. Dios no está escondido, pero tú vives con los ojos vendados. ¡No eres ciego! ¡Dios no se esconde! Es sólo que hay vendas sobre tus ojos... Esas vendas están hechas de pensamientos, deseos, imaginaciones, sueños, ficciones, todo ficciones.

Si puedes abandonar las ficciones, si puedes renunciar a las ficciones, de pronto estás en la realidad. Así que no os pido que renunciéis al mundo, os pido que renunciéis a los sueños, eso es todo. Renuncia sólo a lo que no tienes. Renuncia sólo a lo que no está realmente en tus manos; lo que simplemente imaginas que está ahí. Renuncia a tus sueños y la realidad está disponible.

La lucha va ser un poco dura porque a la mente no se la convence fácilmente, porque va a ser la muerte de la mente. Así que es natural que la mente se resista. La muerte de la mente es tu vida. Y la vida de la mente es tu muerte. Si escoges la mente, te suicidas por lo que respecta a tu ser interno. Si escoges tu ser, tendrás que dejar la mente.

Eso es la meditación.

Suficiente por hoy.

Osho

miércoles, 16 de junio de 2010

Pleito a la luz

He aquí que un día la oscuridad se percató de que la luz cada vez le estaba robando mayor espacio y decidió entonces ponerle un pleito.
Tiempo después, llegó el día marcado para el juicio.

La luz se personó en la sala antes de que lo hiciera la oscuridad.
Llegaron los respectivos abogados y el juez.

Transcurrió el tiempo, pero la oscuridad no se presentaba. Todos esperaron pacientemente, pero la oscuridad no aparecía.

Finalmente, harto el juez y constatando que la parte demandante no acudía, falló a favor de la luz.
¿Qué había sucedido?
¿Cómo era posible que la oscuridad hubiera puesto un pleito y no se hubiera presentado?

Nadie salía de su asombro, aunque la explicación era sencilla: la oscuridad estaba fuera de la sala, pero no se atrevió a entrar porque sabía que sería en el acto disipada por la luz.