miércoles, 25 de febrero de 2009

espiritu aventurero

- Basta un poco de espíritu aventurero para estar siempre satisfechos, pues en esta vida, gracias a Dios, nada sucede como deseábamos, como suponíamos, ni como teníamos previsto -

Noel Clarasó

martes, 10 de febrero de 2009

Aquí hubo un ángel

Aquí hubo un ángel


En ocasiones la vida nos regala cosas y si estamos atentos podemos disfrutar de ellas y sentirnos afortunados.
A veces se cruzan en nuestro camino seres auténticos que de manera sencilla hacen que a su alrededor se genere una atmosfera positiva. Se instalan en tu vida de manera tan natural y generosa que cuando te
quieres dar cuenta te los encuentras instalados en tu corazón y te sientes feliz. Se convierten en amigos del alma, a los que no hace falta llamar muy a menudo y cuando lo haces después de
algún tiempo, no hay que darles explicaciones y tienes la sensación de continuar una conversación de hace cinco minutos.
Son esos amigos que cuando vas a verlos tienes la sensación de volver a casa y con los que puedes ser tú mismo.

En otras ocasiones la vida nos arrebata algunas de esas cosas que nos hacían sentir afortunados. Cuando te arrebata a uno de estos seres especiales, el dolor te aturde de tal manera que no entiendes nada, te sientes desgarrado por la huella tan profunda que dejan en tu corazón.

Al poco te das cuenta de que aquel espacio que creías dolorosamente arrancado sigue estando ahí, habitado por los recuerdos y por el amor que recibiste, entiendes que ese amor no morirá nunca y entonces te vuelves a sentir afortunado.
Afortunado al recordar la frase de Amado Nervo:

"Aquí hubo un ángel y yo no lo sabía"

Afortunado al saber que durante un tiempo ese ángel te tocó con su ala.


Elena Massó Aguado In Memoriam,
(mi amiga del alma 15 mayo 1974 - 6 febrero 2009)

jueves, 5 de febrero de 2009

prisioneros

Somos prisioneros de nosotros mismos, de nuestros deseos nuestras falsas creencias y nuestros miedos. El ajetreo de nuestras vidas nos anestesia la capacidad de sentir, y lo elegimos porque creemos que así no sufriremos, pero nos merma la capacidad de amar. ¡Qué ironía! ¿cómo pretendemos ser felices anestesiando el amor?
Te invito a que que cada día despiertes tu capacidad de amar, te propongas sustituir el miedo de tu corazón por el amor y contagies a los que tengas a tu alrededor.
Sólo tienes que proponértelo